viernes, 21 de marzo de 2008

Miranda (Matutino)


28/03/08
Luis Blanco Crespo





Entre los precursores de nuestras guerras de independencia latinoamericana ocupa un lugar importante de gran trascendencia el prócer Francisco de Miranda, nacido en Caracas un día como hoy (28 de marzo de 1750), de cuna criolla y un valor e inteligencia admirable.
Su espíritu progresista, anti feudal, lo condujo en 1790 a ponerse al servicio de la Revolución Francesa donde adquiere el grado de Mariscal de Campo y decide dedicar lo más preciado de su vida a la causa de la independencia de Nuestra América.
En 1806 encabezó una gran expedición para libertar a Venezuela, logrando desembarcar e izar la bandera tricolor, la llamada “Bandera Madre” que tenía tres franjas horizontales de igual tamaño con los colores amarillo, azul y rojo. La cual se convertiría en la bandera de Venezuela, Colombia y Ecuador.
En 1810, al constituirse la Junta de Caracas con claras pretensiones independentistas, Miranda regresa a la patria para reiniciar su lucha, incorporándose al movimiento emancipador, en el cual se empezaba a destacar la figura de Simón Bolívar.
En aquella épica lucha, con la cual se instauraría la llamada “Primera República”, el precursor Francisco de Miranda encabeza el proceso que debía devolver a su patria la soberanía y dignidad nacional, siendo designado por sus méritos y cualidades “Generalísimo de la República”
A la caída de la Primera República, frente al embate de la reacción, Miranda es encarcelado muriendo cuatro años más tarde (1814), fiel a las ideas independentistas que guiarán, como su ejemplo el proceso de emancipación latinoamericana.
En su vida, visitó Eurasia, Cuba, conoció grandes personalidades de su época: al Rey prusiano Federico Guillermo, al Príncipe Potemkím, la Zarina Catalina la Grande de Rusia y a Napoleón Bonaparte.
Napoleón una vez dijo: “Ese Miranda es un Quijote, la única diferencia es que no está loco”...

sábado, 1 de marzo de 2008

Primer encuentro de estudiantes extranjeros Cs. Médicas - Camagüey


Marzo 2008
Luis Blanco Crespo



Permítanme parafrasear a Marx y a Engels en su Manifiesto Comunista y transportar dicha realidad histórica a la actualidad. Podemos afirmar: “Un fantasma recorre América, Asia  y África: El fantasma del Socialismo”
            Actualmente se evidencia un despertar de los pueblos para alcanzar su independencia; al desaparecer la URSS y el Campo Socialista, quedaron prácticamente aisladas tres repúblicas socialistas: Cuba, Vietnam y Corea del Norte. Pero desde hace algunos años se empezó a percibir la consolidación de algunas revoluciones populares: Libia con Gadafi, Siria con Al-Assad, Bielorrusia con Lukashenko, y también el nacimiento de otras revoluciones: Venezuela con Chávez, Bolivia con Evo, Ecuador con Correa, Nicaragua con Ortega… que caminan juntas en un mismo sendero: el Socialismo del Siglo XXI.
            ¿Cómo debe ser este Socialismo? Bolívar, en 1819 (cuando aún no existía la tesis del socialismo), en su famoso Discurso de Angostura nos da de forma sintetizada la respuesta: “El sistema de gobierno más perfecto es aquel que produce la mayor suma de felicidad posible, la mayor suma de seguridad social y mayor suma de estabilidad política”.
            En el siglo XIX se estableció la base teórica de lo que en el s. XX fue conocido como el socialismo real. Las naciones socialistas de Europa, principalmente la URSS hicieron mucho por las naciones del llamado “Tercer Mundo”, pero pudieron hacer más. Ciertamente que luego de la muerte de Stalin, más aún, luego de la ascensión al poder de Brezhnev y Gorbachov, el socialismo europeo se interesó más en competir con los Estados Unidos, en vez de apoyar a las revoluciones que empezaban a tener fuerza en el mundo, ejemplo: la falta de apoyo a la Revolución Sandinista en la década del 80.
            Vale la pena recordar que el socialismo del s. XX fue producto de una gran revolución civil (en la URSS) y producto del fin de la Segunda Guerra Mundial (en el resto de la Europa Socialista), eso en gran medida nos diferencia de Europa. Aquí en América las revoluciones han tenido diversos orígenes pero apuntan hacia una misma objetivo: el socialismo. Cuba construyó su socialismo partiendo de la lucha guerrillera y apoyada fielmente por el pueblo durante muchos procesos electorales. Igualmente por la vía electoral y “pacífica” se han consolidado la Revolución Bolivariana de Venezuela, La Revolución Boliviana y la Revolución en Ecuador.
            Recordamos lo que Fidel pronunció el 16 de abril de 1961: “eso es lo que no pueden perdonarnos (los imperialistas) que estemos ahí en sus narices ¡Y que hayamos hecho una revolución socialista en las propias narices de los Estados Unidos!”. Una reflexión excelente que nos da la medida de cómo el imperialismo no perdona a los pueblos que tanto ayer como hoy están luchando por la construcción de su sociedad socialista. De esto se trata el derecho, la autodeterminación de los pueblos de construir el modelo de sociedad que más deseen. Por supuesto los yanquis no se quedan con los brazos cruzados, intentan detener la marcha de la historia y una y otra vez son derrotados: invasión a Girón en Cuba, golpe de estado y sabotaje petrolero en Venezuela, sabotaje y movimientos autonomistas y separatistas en Bolivia, guerra sucia contra la Revolución Sandinista, la guerra de Vietnam y presiones contra Corea del Norte, Guerra de Irak, presiones sobre Irán. Ataque contra Angola ¡Viva Neto!, ataque contra Guinea Bissau y Cabo Verde ¡Viva Cabral!, invasión al Congo ¡Viva Lumumba!, en fin son innumerables los ataques imperialistas contra los pueblos que luchan por su liberación. Como dijo el Che en la ONU “Esta gran humanidad ha dicho ¡basta! Y ha echado a andar y su marcha de gigantes no se detendrá hasta conquistar su verdadera e irrenunciable independencia”.
            También recordamos a Bolívar cuando decía: “la excelencia de un gobierno no consiste en su teoría, en su forma, ni en su mecanismo, sino en ser apropiado a la naturaleza y al carácter de la nación para quien se instruye”. Por lo tanto, estamos claros que nuestro socialismo del s.XXI debe estar cimentado sobre las bases del marxismo – leninismo, pero, en diferencia con Europa, nosotros somos producto del mestizaje. Debido a esto debemos incluir en nuestras teorías socialistas nuestras ideas autóctonas y originarias, rescatar las historia de los incas, de los mayas, de los aztecas; en fin, donde incluyamos a todos y no exista discriminación por raza ni sexo. El papel de la mujer en la construcción de esta nueva sociedad es muy importante, debemos también reconocer la labor heroica y los sacrificios que tantas mujeres han realizado a lo largo de nuestra historia, recordar a la Anacaona, a la negra Carlota, a las negras Hipólita y Matea, a Manuela Sáenz ¿Acaso Estados Unidos puede afirmar que en su sociedad existe igualdad de género? ¡Claro que no!
            A mi juicio, uno de los proyectos del Socialismo del Siglo XXI debe ser la unión de las repúblicas latinoamericanas y crear una Confederación Latinoamericana de Estados Socialistas (CLES), y esa es una palabra que muchos temen: UNIÓN, ¡no le temamos y juntémonos en un solo bloque!
            Para concluir quiero mencionar esta frase profética que más temprano que tarde se cumplirá, decía nuestro Libertador Simón Bolívar:
            “La América así unida (agrego, en  Estados Socialistas) será la reina de las naciones y madre de las repúblicas.”
¡Hasta la victoria siempre!